YSTAD CON KURT WALLANDER

Tod@ aficionad@ a la novela negra conoce Ystad, no importa que no haya estado nunca en Suecia. Tod@ aficionad@ a la novela negra ha viajado por Escania, ha recorrido en innumerables ocasiones la E65 en dirección a Malmö, ha paseado por el puerto vigilando los ferries que van y vienen desde Polonia y los países bálticos, ha cruzado el puente de Oresund, entre Suecia y Dinamarca, y ha pasado horas y días enteros en un desordenado despacho de la calle Kristianstadsägen: el de Kurt Wallander.

Ystad es una ciudad pequeña. Pero somos legión quienes conocemos el número 10 de la calle Mariagatan, donde duerme Kurt Wallander (vivir, vive investigando) También sabemos que a veces devora un perrito en Fridolfs konditori, su cofee shop favorito, o cena en una pizzería próxima al hotel Continental, un entorno idílico, casi medieval, donde los crímenes parecen algo lejano. Algo, quizá, de ficción. Sin embargo, somos conscientes de que Wallander y sus colegas están cada novela más deprimidos, por el aumento del crimen, sea o no organizado, y por las respuestas vacuas y tardías de las autoridades. Y, cada cierto tiempo, tod@s regresamos a esas calles que nos gusta recorrer de noche, cuando más frías, más vacías y tristes se encuentran. Y volvemos al desangelado piso de Mariagatan 10 a horas siempre intempestivas, desanimados y tal vez algo bebidos, sabiendo que al día siguiente solo nos saludará la fachada agrietada y gris adonde da nuestra ventana. Pero siempre podremos bajar por la calle Hamngatan, cruzar la vía del tren y torcer hacia Spanienfararegatan, llegar al puerto deportivo y recorrer lentamente los muelles mientras contemplamos los barcos amarrados.